Crítica a "Stranger Things"

Tras 615 días, Netflix publicaba el día 4 de julio la tercera temporada de Stranger Things. Los Hermanos Duffer nos presentan a nuestros amigos de siempre en Hawkins con el objetivo de cerrar la grieta que unos malvados soviéticos tratan de abrir para alcanzar el upside down. Después de una entrega bastante mala, apenas tenía esperanzas en esta nueva entrega. Como fanático de la serie desde el primer día en que termine de ver aquel episodio en el que Eleven se enfrentaba al Demogorgon, me siento vacío con esta temporada.

Dejando el lado fan, la serie habría sido una de esas que marcan un antes y un después si no fuera por la segunda temporada. Esa sorpresa en el mundo audiovisual con esos guiños a películas clásicas de los años 80, fue lo que hizo que muchos siguieran la pista a el boom de Netflix. No es menos, que la influencia de "Terminator", "La historia interminable" o "Regreso al futuro" están presentes en esta tercera temporada.

Al haber ese final, se supone que habrá una nueva temporada (la cual no sé si es oficial). Por favor, paren hermanos Duffer. Se nota el objetivo por el que se hacen más y más temporadas: el fandom. Porque amigos, ¿cómo se atrae desde un principio a los fanáticos? Efectivamente, con un beso entre Eleven y Mike.

Los directores nos presentan una trama más que quemada, retorcida y llevada a un extremo en el que el guión pasa a un segundo plano. Destacan las emociones y sentimientos entre los propios protagonistas. Comienza esta temporada, aparecen unos soviéticos en el laboratorio de Hawking, porque por qué no. A continuación Billy tiene un accidente y se empieza a desarrollar esa mala bestia, el Demogorgon. Cada temporada, da igual cómo lo veas, tiene un desarrollo parecido. Esto se hace muy monótono para esas personas que tienen un mínimo conocimiento en el cine.

Respecto al elenco, qué decir. Tras la sorpresa en la primera entrega de Millie Bobby Brown como Eleven, ésta ha sabido adaptarse a todos los campos, hasta el día de hoy. Respecto a la muerte en el último episodio, al fin muere alguien que realmente tiene alguno transparencia e influencia en la serie.

Desde el punto de vista de un fan, ese final me ha encantado. Emocionante para esas personas que realmente seguimos el rumbo de esta serie. Porque esa carta es la que, en mi opinión, expresa los sentimientos a la perfección de un elenco que aparecieron siendo nadie y ahora son auténticos iconos.

En conclusión, me quedo con mi primera temporada. Con esa actuación brillante de Millie Bobby Brown, el impacto del cine de los 80 y el guión/trama que ésta presentaba.