domingo, 24 de marzo de 2019

Crítica de "Un asunto de familia" (Shoplifters)

Hirokazu Koreeda nos presenta un drama en torno a una familia, ¿qué lazos son los que verdaderamente une a una familia?
Para ello va a eligir a una familia pobre de los bajos suburbios de Japón. Dota a cada personaje de un pasado personal cual más tétrico y conflictivo moralmente, haciendo que conforme se avance en la trama revisemos nuestro propio código moral; que es lo mismo que hace el personaje de Shato cuyo examen introspectivo producirá una decisión que producirá el desenlace de la película.

A la par de los diversos conflictos morales que nos plantea el director, aprovecha para hacer una denuncia social como es el caso de las políticas defectuosas a los mas necesitados o el problema de los "niños invisibles" que acucia el país, una critica mordaz enmascarada en este film.

Un acierto al presentar y describir sus personajes es que lo hace sin juzgarlos, nos adentramos y empezamos a conocer a  la familia, de la mano de Juri, el ultimo miembro en incorporarse a la familia y ya estamos atrapados; ya somos uno más de ellos, ya no hay cámaras ni luces ni micrófonos, el director sitúa la cámara de forma imperceptible, cada escena, cada encuadre,cada detalle lo hace de forma sencilla y sutil siempre en pro del desarrollo de la historia, sin grandes artilugios.
Un guión excepcional, un pulso narrativo inmejorable. Es sorprendente como se puede abordar la complejidad de la película desde la sencillez y no confundir sencillez con simplicidad: menos es más.
En las subtramas de los personajes el director pone a prueba  nuestras emociones y nuestra moral, que es lo que esta bien, que es lo que esta mal, que es lo justo, que es lo injusto.

La película termina éticamente de forma correcta pero nos deja un latigazo al alma; solo nosotros que hemos dormido, comido, hecho el amor en ese salón tan pequeño y tan acogedor sabemos las penurias y bondades de los personajes.

Hay muchas escenas que se quedan impregnadas en la retina, sin duda las mas emotivas son las de Juri y para ella reserva el final; sola en su balcón, jugando con el  frió, se logra percibir en su rostro un ligero atisbo de sorpresa: ha reconocido a alguien, ¿quizás a alguien de la familia que ella eligió?, o ¿quizás seas tú?. De esta forma tan esperanzadora pone fin porque la verdadera familia nunca abandona.

Película de obligado visionado y que encumbrar a su director no solo por ésta sino por sus demás películas; "de tal padre, tal hijo"  o "nadie sabe" como uno de los mejores directores de la actualidad.



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